A veces la expresión oral se queda corta, y Twitter ya ni te cuento.
Siempre me ha gustado escribir, escribir mucho, muchísimo, y siento la necesidad de abrir un espacio para seguir expresándome (a veces escueta, a veces enrollándome como una persiana).
En mi vida me he encontrado siempre trabas, siempre obstáculos frente a los que callar. Siempre callando: calla y avanzarás, calla y te dejarán, calla y te aceptarán. Hasta el cogote me tienen.
Acabé abriéndome un canal en YouTube porque en esos momentos me era más fácil hablar, conversar, que detenerme a escribir. Y sigue gustándome, sigo disfrutando, sigue siendo un medio maravilloso en el que me desahogo sin guiones, como si estuviera hablando con un amigo (aunque con ciertas reservas).
Aún así, el medio escrito tiene otras ventajas, y no quiero prescindir de él.
Compartiré escritos de hace muchos años que cobran sentido hoy; procuraré no cambiar ni una coma. Me releo y es muy curioso. También escribiré cosas nuevas y/o extenderé lo que comento en los vídeos o puntualizaré malas interpretaciones. Aunque no prometo ser muy activa, ¡ya cuesta subir un vídeo semanal!
No soy perfecta, cometo tantos errores como tú.
Me puedo equivocar, como tú.
Puedo no fingir y ser humana, como tú.
Lo que no haré será callar.
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